Volviendo a 2010 mi cabello era un salvaje, rizado y largo lío e' greñas que era la pesadilla de las saloneras, peinadoras, mi hermana e incluso mi mera mera madre (menos para mi abuela, la domadora de leones). En la foto que pueden apreciar en el lateral, para que capturaran ese momento me había zambullido en el río para apaciguar el volumen de mi cabello y aun así esa masa incontrolable de cabello siquiera retenía el agua.
La amaba. Me acomplejaba, sí, como a cualquier niña que le dijesen que tenía los "moños malos" pero la amaba de alguna particular manera.
Mi infancia fue ir con una sillita de madera a la casa de mi abuela todas las mañanas para que con las bolitas y gomitas ella me hiciese alguno que otro moñito y trencita (sí, todo en disminutivo) y luego irme a la escuela o a mi casa.
Mi papá me llamaba de cariño boladepelo.
Llegó una edad en la cual para poder peinarme debía ir al salón y mi cabello se laciaba por unas diez horas, pero esas horas, aunque simplemente tenía un pajón semi-lacio, las disfrutaba con mi cabello suelto; pero en el salón siempre nos decían a mí y a mi mamá que mi cabello era intratable, muy difícil, rebelde, que debía de alisarlo, que era imposible de tratar mis moños malos y una multitud de cosas para obligar a mi mamá a gastar mil y pico de pesos en un alisado que me hiciese perder por completo mis rizos en lo que se podría decir por siempre.
Yo no sabía lo que implicaba eso, así que mientras yo misma me pueda pasar el cepillo y los peines se dejasen de romper yo iba a alentarlas y decir ¡Sí! al alisado. Así que un día fui al salón de la mejor amiga de mi mamá (porque en este país salones es lo que nos sobra, tal vez no hay para la comida, pero seguro encontramos para el salón o lo dejamos anotado) y antes de peinarme ella llamó a mi mamá y le preguntó si me podía alisar y mi mamá textualmente respondió "Ay sí, ya, desrízala".
Así que comenzó el infierno de químicos pasando por esta cabeza y los procesos más largos del planeta para al final tener el cabello "chino" que se peinaba con los dedos y que no importaba cuántos días durase sin peinarme, siempre iba a parecer peinada. La verdad, era el cielo.
Pero unos días después de ver que mi cabello no se esponjaba, ni se rizaba, ni se enredaba, ni tenía vida propia, ni hacía nada, sólo estaba ahí, como muerto, le pregunté a mi mamá:
—¿Y cuándo mi cabello va a volver a estar como antes?
A lo que ella respondió "dulcemente":
—Nunca.
Ahora, cinco años después de haberme alisado estoy dejando de hacerlo. Y no solo voy a dejar de alisarme, sino que también voy a dejar de ir al salón. Y es que antes dependía de otra persona para que me peinase, e incluso cuando me alisaba, semanalmente dependía de tener 200 pesos y un salón para irme a lavar la cabeza. Detesto depender de personas para lidiar con algo que es mío.
Y no es únicamente ese factor el que me aparta completamente de la rutina dominicana de belleza, sino que a mí me encanta lavarme mi cabeza yo, cuando YO quiera. Porque para una persona que se alisa es un pecado mojarse la cabeza en cualquier lugar que no es el salón y República Dominicana es un país caliente donde se suda mucho y tu cabeza, luego de tres días de haberla lavado, adopta un olorsito no muy bonito y es super tedioso que luego de un día de trabajo arduo, te bañes y ni te toques ni te mires la cabeza, lavándote detrás de la oreja con un cuidado imposible ¡y cuidado si hace espuma, porque se te puede mojar un chín!
Mi mamá y mi papá dicen que es porque estoy llendo a Bellas Artes (ENAV) y "los que se la dan en artístas son así, primero todo es arte, luego todo es natural y después..." me reservo lo último. Y ellos tienen un poco de razón. Allá nadie ni se corta ni se procesa el cabello, no sé a qué va eso o si ese es uno de los requisitos para pasar de año, pero al ver a todos esos jóvenes con su hermosísimo cabello natural, me motivó a que yo también puedo.
Mi hermana dice que me estoy volviendo loca, y que no me acuerdo de cómo era mi cabello. No estoy loca, pero en estos días me topé con algo que decía "clasifica tu cabello" en algo que era como 2a, 2b, 3a, 4a, etc., y no tuve ni idea de en qué grupo caía yo.
Otro factor es que me introdije en el mundo del cabello natural y es taaaaan divertido para mí. Comprar productos para el pelo, cremas para peinar, leer los ingredientes, pre-poo, co-wash, twists, trenzas, bantu knots ¡es como jugar con una muñeca grande! Super emocionante.
Amo y extraño mi cabello natural, y no lo considero "malo", sólo rebelde y con vida propia.
Así que, eso es todo, esas son las razones que me hacen querer volver a ser boladepelo.
1 comentario:
Mi cabello natural es un desastre xD es como un 3B con mucho friz. Lo aliso una vez por semana mas o menos, lo hago yo misma porque esto es Venezuela y si voy al salón en mi casa no comemos un mes así que mi mamá prefirió hacer una mínima inversión en secador y plancha. He querido dejarlo ser pero quizás pueda el día que en Venezuela se consiga un shampoo especifico en cualquier mercado son hablar de acondicionador o cremas. ¡Qué lío con los pelos! Mujeres teníamos que ser. Deberías poner foto del antes y el después jaja.
Publicar un comentario