martes, 8 de noviembre de 2016

¡Nuevos libros para mi ausencia de librero!

¡Bú!
Sí, ya sé que los asusté, soy excelente en eso.

Resulta cómico que una amante de la lectura no tenga un librero, pero créanme que llevo años intentándolo; seriamente intentándolo.
Pero... si no tengo librero ¿dónde están mis más de cien libros guardados? Pues, he estado abusando de la capacidad de una de las maletas de viaje de mi casa que está tan repleta que siquiera se puede cerrar, además de los traviesos librishos que se la pasan regados por toda la casa, saludándome cada que pueden. Y aunque no he tomado el tiempo (ni el dinero [sobre todo el dinero]) para ir a Ikea y comprar un librero sencillo para mi habitación, sigo comprando libros... como una desquiciada.

Ayer, martes 8 de noviembre aproveché que mi mamá y yo estábamos en la apertura de el concurso para Booktubers (de el cual próximamente haré un video corto explicando todo) que ha lanzado la BIJRD, para convencerla de ir a la librería Cuesta a ver algunos libros, y aunque no fue fácil que mordiera el anzuelo, lo logré.



No lo creerán, pero al pasar la puerta y concentrarme en el stand que está en la entrada con los libros que llegan nuevos, como si un sexto sentido me hablase, sostuve en mis manos "La insólita amargura del pastel de limón" de Aimee Bender, leí la sinopsis y casi por instinto fui al lector de precios, el cual me dio la mejor noticia que he recibido en los últimos dos meses: el libro de tapa dura que estaba sosteniendo estaba a solo $300.00 pesos.
Lo verifiqué nuevamente y el lector seguía diciendo "$300.00", lo volví a hacer para por si se me escapaba algún uno delante del tres, pero no. Sostuve el libro en mis manos como si fuese a cambiar de precio en cualquier momento y lo abracé contra mi pecho de pasillo en pasillo. Nunca me había visto tan paranóica. Sentía que el lector de precios estaba equivocado, que si los empleados se daban cuenta no me iban a permitir comprarlo, que si cambiaba el que tenía en mis manos por otro la magia iba a desaparecer, que si tardaba mucho antes de comprarlo la increíble-oferta-no-mencionada (en otros países, ganga) iba a pasar y un montón de teorías conspiratorias más.
 Así que, sin soltar ese libro en ningún momento seguí paseando de estantería en estantería, entre los pasillos, deambulando y viendo libros hasta que me volví a enamorar, y esta vez de un libro de solo $150.00 pesos. Alcazaba, de Jesús Sánchez Adalid es un libro que une culturas, creencias y religiones y las pone en un cazo a fuego medio con el amor; o por lo menos eso me dio a entender la sinopsis.
Y por último, dos horas después, ya cuando mi mamá estaba por cojerme por las orejas y sacarme a la fuerza de ahí, vi de reojo "Parafernalia, la curiosa historia de nuestros objetos cotidianos" de Steven Connor (del cual, admito, me enamoró su portada) e, incluso antes de leer la sinopsis, investigué el precio, porque, como habrán notado, no soy de bolsillo holgado y por ende no me gusta abusar económicamente de la influencia que tengo sobre mi madre. Este hermoso libro tenía el mismo precio que el primero, $300.00 pesos y luego de leer la sinopsis quedó más que claro que este iba a ser el tercer libro adoptado del día.
El libro básicamente nos cuenta la historia mágica detrás de los objetos de nuestro diario vivir y ¡No puedo esperar a comenzarlo!


Al final, nunca esperé salir tan lucrada de la librería, y sin embargo ¡BAWM! "¡La vida te da sorpresas, sooorpresas te da la vida ♪♫!" y llevo sonriendo desde entonces.

Gracias por leerme viajeros de este mundo de historias *les guiña un ojo chuecamente* y desde que los lea prometo reseña en el blog o el canal. Arrivederci!

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"La lectura es lo mismo para la mente, que el ejercicio para el cuerpo"