Ya tengo el nombre especifico para explicar lo que me sucede todos los días desde que me despierto hasta que me duermo.
No es hablar sola.
Tampoco tengo un amigo imaginario.
Simplemente es el caso de que tengo un libro imaginario.
Voy escribiendo una historia en mi cabeza y la hablo, la actúo y hago todos los papeles.
Son conversaciones circunstanciales que están basadas en mi vida, pero son completamente imaginarias.
No existe tal libro, siquiera se está escribiendo, pero pienso en él como si realmente lo estuviese creando, y lo más cómico es que sé que nunca lo haré.
Cuando estoy en la ducha, en vez de cantar, creo una historia, puede ser un cuento, una novela o incluso una explicación filosófica de la existencia del jabón, pero todas estas cosas que sólo se desarrollan en mi cabeza pertenecen al mismo libro, al libro imaginario.
Esa es la razón por la cual aveces me quedo mirando a la nada, y de que me ría diciendo algunos comentarios en voz bajita. Pero no está mal, no es locura, es algo bastante interesante de lo cual sé que no soy la única persona que lo vive. Es más, estoy completamente segura de que casi todos nosotros lo vivimos, en mayor o menor grado; o incluso tal vez creen situaciones imaginarias relacionadas directamente con su vida, creando una realidad paralela en su cabeza.
Conozco a alguien que no tiene un amigo imaginario, pero crea su propia existencia alternativa de cómo sería su vida si tuviese un hermano gemelo y es taaaaan geniaaal.
Así que, es genial tener un libro imaginario, libera tención y me permite nunca estar aburrida.
Eso es todo, por hoy.
Un abrazote viajeros, y espero que nos leamos pronto.
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